Mi nombre es Lendaac nací en Nueva Jersey, mis padres murieron en un accidente de coche cuando nos dirigíamos hacia el aeropuerto, donde mi familia y yo cogeríamos un avión para ir a ver a unos familiares que tenemos en España. Pero al final ese avión nunca lo cogimos y mi hermana pequeña, Thressa y yo, nos quedamos huérfanos en ese fatal accidente, del cual sobreviví a duras penas.
Yo me describo como un chico normal, del montón donde mi aspecto físico precisamente no es lo que me preocupa de mí; soy alto con una musculatura prominente pero sin llegar a la exageración, mis brazos y piernas son fuertes y curtidas debido al trabajo al que me dedico en el campo, mi piel es tostada pero sin llegar a ser moreno del todo, es el típico tostado tras trabajar todo un verano. Desde el accidente se quedó en mi piel una extraña marca que recorre toda la parte de atrás de mi cuerpo desde el omóplato hasta llegar a parar a mi muslo izquierdo.
Al principio esa cicatriz era una acumulación de rasguños unidos con grava, pero a medida que ésta curaba, se quedaba una forma espeluznante en ella. Se quedó a medida que pasaba el tiempo, una imagen alargada, imitando a la figura de un lobo, pero más desfigurada puesto que en la piel se estira.
En un principio no le di importancia a la forma de la cicatriz ya que nunca me había causado problemas aparentes, excepto una noche… esa fue la fatídica noche en la que me pasó algo terrible y que no quería, ni podría haber creído que pasaría nunca, porque era algo imposible. Esa noche la luna estaba más alta que de costumbre y relucía y llenaba todo el cielo…esa misma noche me convertí en algo que jamás podría haber imaginado.
Algo escalofriante me recorrió todo el cuerpo mientras observaba mi transformación, y poco a poco iba viendo como todo mi cuerpo se llenaba de pelaje de varias tonalidades desde el negro hasta el color marrón tirando a rojizo, todo mi cuerpo desde un extremo a otro, incluso hasta el más mínimo poro se cubría de este pelaje fuerte, al mismo tiempo mis piernas se convertían en fornidas patas donde se apreciaban unos cuartos traseros francamente sobrenaturales, todo mi cuerpo se hizo más grande de lo que era, cuando era humano, la espalda se me curvó hasta el punto por el cual, la forma vertical se convertía en una forma curvada hasta llegar a una postura completamente horizontal.
El color de mis ojos cambiaron drásticamente de tonalidad, se convirtieron en dos grande ojos con un iris y pupilas más agrandados que el de el ojo humano y eran bicolores, en ellos se mezclaba dos tonalidades que me hacían, todavía más aun, el aspecto de terrorífico y salvaje, se entremezclaban los dos colores esenciales que era como si se combinara en mí, el océano y la tierra; en la mitad del ojo derecho mi iris era de color azul intenso, mientras que en la parte inferior era color tierra, entre estos dos colores existía un punto de conexión en el cual ambos colores se entremezclaban y era como si por un momento pudiera poseer todo el poder de la tierra, como si pudiera dominar el mundo y éste estuviera en mis manos.
Mi dentadura a su vez también fue cambiando saliendo de mi encía unos potentes y afilados dientes que parecían cuchillos de sierra los cuales devoraban una piedra con solo hincarla delicada mente el diente, como si de madera blanda se tratara, así que no me quería ni imaginar cómo sería la pequeña mordedura en un humano, en esta situación sería realmente mortífera.
En ese momento salí corriendo del lugar donde me encontraba, para que mi dulce hermana Thressa, no descubriera esa faceta de mí, y también ¡cómo no! ¡Para protegerla!
Desde esa noche no volví a ser el mismo, mi agresividad se multiplicó de manera incontrolable y a toda costa tenía que evitar que mi adorable hermana me viera con ese aspecto y con esa agresividad tan fuerte como poseía en ese momento…aunque he de reconocer que desde ese día no me ha vuelto a pasar nada parecido.
Ese aspecto me causaba, a medida que progresaba, una repulsión hacia la bestia que me estaba convirtiendo y de la cual quería desaparecer, pensando que todo era un sueño, un mal sueño, exactamente era el terror en persona; me daba pavor el simple hecho de imaginarme la catástrofe que podría llegar a causar por donde quiera que pisara y las miles de vidas aniquiladas que dejaría por mi paso, como esto me siguiera pasando todas y cada una de las noches que hubiera luna llena. Esa simple idea que vagaba por mi mente me horripilaba.
Pero a medida que seguía y seguía avanzado mi transformación, solo podía hacer una cosa y mentalizarme en que me estaba convirtiendo, en un HOMBRE LOBO. Estas dos palabras retumbaron en mis oídos sin poder dejar de pensar en mi tierna y dulce hermana, por ello esa fatídica noche me fui de casa, salté desde la ventana de mi habitación hacia afuera, desde un tercer piso, dejando tras de mí una habitación prácticamente irreconocible donde nada era lo que parecía en ella, como toda esa noche.
Corrí campo a través dejando la casa atrás para poder escapar, de mi furia y mi sed de venganza propia de un licántropo, unida a la rabia producida por el recuerdo de la muerte de mis padres me adentré en el campo con el fin de alejarme del gentío que en esa noche en la ciudad se albergaba.
Nada podía ir peor, yo transformado en una bestia, Thressa sola en la casa y para colmo esa noche en la ciudad se celebraban una fiesta en honor a los mitos clásicos.
Era lo noche temática y como cada año se elegía un tema para la representación anual del festejo, este año ha tocado los clásicos, por eso cuando vi desde mi casa la cantidad de adornos iluminados que desprendía la plaza, me quise alejar de allí y adentrarme en el más oscuro de los lugares del campo de Nueva Jersey, era el lugar llamado como Darkfield.
Son muchas las historias que circulan en torno a este lúgubre lugar, donde aseguran que en su interior habitan los seres más espeluznantes, pero a la vez los más interesantes del planeta y que en él conviven todos ellos con una gran armonía, estos seres son tal vez seres mitológicos o incluso fantásticos pero que en su día vivieron lo que ahora Lendaac está viviendo a causa de su transformación, como él, todos y cada uno de ellos, eran niños inocentes que sufrieron una situación extraña en sus vidas provocando sus transformaciones. Esos que ahora son “especiales“por llamarlos de algún modo.
La clase de seres que habitan, son aquellos seres que desde pequeños encontramos raramente en las mentes más prodigiosas, en las que a menudo, los clasificamos en muchos extremos en la locura, pero que se deriva de la gran imaginación de las personas. Gracias a ellos podemos creer en estos seres fantásticos.
Una vez que Lendaac se había introducido en Darkfield, se descubrió ante él, la luminosidad de un jardín que desde fuera parecía inexistente, por la gran oscuridad que aparentemente demostraba.
En el interior de ese tenebroso bosque, todo empezó a irradiar de luces y colores brillantes que chocaba con la apariencia exterior, de esa explosión de colores, empezaron a salir miles de serpenteos, colores que muy bien no sabía ni por donde provenían, hasta que de pronto vi en el fondo un grupo de ninfas que alrededor de ellas salía una impresionante luz que irradiaba todo cuanto estuviese a su alrededor.
De sus manos, descubrí, que era de donde procedía el destello de luces brillantes. Sus vestimentas eran cuanto más peculiares, porque no vestían con los típicos trajes realizados con elementos del bosque: como hojas, ramas y las típicas alas de hadas o elfos mágicos; Eso sí no cambia el que tengan alas, pero me resultaron bastantes extrañas porque eran unas sorprendentes alas de colores variados y que se combinaban conforme los colores de sus vestimentas, éstas tenían unas formas curvas muy estilosas como contorno, lo que hacía de este personaje fantástico como algo entrañable y dulce, en vez de la apariencia que siempre se pensaba acerca de estos seres, que se asociaba al terror y a la oscuridad que su entrada provocaba.
Me dirigí sin pensarlo a hablar con ella para preguntarle el porqué me ocurre esto, por si algún casual ella supiera el origen de mi transformación. Cuando comencé hablar con ella, me sorprendí que su voz fuera dulce y cálida, como si en vez de hablar canturreara, cuando habla.
-. ¡Perdona!, ¿tú no eres producto de mi imaginación, verdad?-.
-. Con voz cantarina.- hum… es lo que tu mente quiera, aunque no todos pueden verme, solo sucede si lo deseas y por lo que veo… nadie hasta ahora lo ha deseado.-
-. Pero…yo no he deseado nada, no sé cómo he llegado a parar aquí, entré en este bosque buscando un refugio, pero al entrar aquí…es totalmente diferente, todo está lleno de color y viveza, a diferencia del exterior que se ve un lugar abandonado y lúgubre que en muchos casos llega a ser terrorífico, pero, no entiendo, ¿porque por dentro está lleno de colorido y por fuera es tan lúgubre?-.
-. Haber como te lo explico de una manera que lo entiendas sin tener que contarte toda la historia desde el principio, ¡oh! Perdona que no me haya presentado, yo me llamo Allatrix, bueno así es como me llaman desde que vivo aquí, pero en un tiempo muy lejano, me hacía llamar de otra forma…me llamaba no hace mucho tiempo... Allenda; desde que vivo en Darkfield, como vosotros lo llamáis, he adoptado el primer nombre que te he dicho.
-. Dentro de nuestra pequeña morada, a la que actualmente se confiere con sombras y un aspecto un tanto tenebroso…no hace mucho tiempo este lugar era un lugar vivaz y colorido, donde la alegría que contagiaba, era un remanso de tranquilidad para todo aquel que lo visitara. Antes de que todo se cubriera de tinieblas, antes de todo eso se llamaba Menbat, hace tanto tiempo de eso que ya ni recuerdo el último día en que todo esto se hallaba de colores vivos…pero ese día, fue el día más temido por todos.
De repente sin saber de dónde había salido una espesa y alargada sombra negra cubrió todo Menbat y nunca más se supo de aquel maravilloso hogar, de nuestro maravilloso hogar. La sombra se apoderó de todo lo que alcanzaba a su paso e incluso invadió zonas más allá de Menbat, zonas donde el sol jamás se había puesto, donde ahora era el sol el que nunca salía y todo debido a la Sombra.
El terror se apoderó de todos los habitantes de Menbat y poblados colindantes, y desde entonces se vive con el miedo en el cuerpo y sirviendo aquel que nos quitó la luz, la única razón por la cual la Sombra se apoderó de nuestro hogar era para formar ejércitos, con el propósito de enviarlos a aquellos lugares donde se había establecido su poder. Estos seres salían de la nada como si de la espiral de un tornado se tratara, pero una vez que se encontraban en contacto con nuestra tierra adquirían el aspecto semejante al de un trol, lleno de bultos y arrugas, las dentaduras torcidas les ofrecían un aspecto aun más terrorífico y en sus manos empuñaban una bola llena de agujas dentadas y afiladas o una maza dentada que le daban un aspecto más tenebroso.
-. ¿Pero no pudisteis hacer nada para evitar que esa “sombra” pudiera invadir vuestra ciudad?-.
.- No, nada se pudo hacer, por desgracia ese ser oscuro era mucho más poderoso que todos nosotros, por lo que arrasó nuestra ciudad aniquilando a todo aquel que se interponía a su paso, destrozando valles y zonas donde antes había vida y ahora sin embargo, encontramos la oscuridad plena.
Yo me describo como un chico normal, del montón donde mi aspecto físico precisamente no es lo que me preocupa de mí; soy alto con una musculatura prominente pero sin llegar a la exageración, mis brazos y piernas son fuertes y curtidas debido al trabajo al que me dedico en el campo, mi piel es tostada pero sin llegar a ser moreno del todo, es el típico tostado tras trabajar todo un verano. Desde el accidente se quedó en mi piel una extraña marca que recorre toda la parte de atrás de mi cuerpo desde el omóplato hasta llegar a parar a mi muslo izquierdo.
Al principio esa cicatriz era una acumulación de rasguños unidos con grava, pero a medida que ésta curaba, se quedaba una forma espeluznante en ella. Se quedó a medida que pasaba el tiempo, una imagen alargada, imitando a la figura de un lobo, pero más desfigurada puesto que en la piel se estira.
En un principio no le di importancia a la forma de la cicatriz ya que nunca me había causado problemas aparentes, excepto una noche… esa fue la fatídica noche en la que me pasó algo terrible y que no quería, ni podría haber creído que pasaría nunca, porque era algo imposible. Esa noche la luna estaba más alta que de costumbre y relucía y llenaba todo el cielo…esa misma noche me convertí en algo que jamás podría haber imaginado.
Algo escalofriante me recorrió todo el cuerpo mientras observaba mi transformación, y poco a poco iba viendo como todo mi cuerpo se llenaba de pelaje de varias tonalidades desde el negro hasta el color marrón tirando a rojizo, todo mi cuerpo desde un extremo a otro, incluso hasta el más mínimo poro se cubría de este pelaje fuerte, al mismo tiempo mis piernas se convertían en fornidas patas donde se apreciaban unos cuartos traseros francamente sobrenaturales, todo mi cuerpo se hizo más grande de lo que era, cuando era humano, la espalda se me curvó hasta el punto por el cual, la forma vertical se convertía en una forma curvada hasta llegar a una postura completamente horizontal.
El color de mis ojos cambiaron drásticamente de tonalidad, se convirtieron en dos grande ojos con un iris y pupilas más agrandados que el de el ojo humano y eran bicolores, en ellos se mezclaba dos tonalidades que me hacían, todavía más aun, el aspecto de terrorífico y salvaje, se entremezclaban los dos colores esenciales que era como si se combinara en mí, el océano y la tierra; en la mitad del ojo derecho mi iris era de color azul intenso, mientras que en la parte inferior era color tierra, entre estos dos colores existía un punto de conexión en el cual ambos colores se entremezclaban y era como si por un momento pudiera poseer todo el poder de la tierra, como si pudiera dominar el mundo y éste estuviera en mis manos.
Mi dentadura a su vez también fue cambiando saliendo de mi encía unos potentes y afilados dientes que parecían cuchillos de sierra los cuales devoraban una piedra con solo hincarla delicada mente el diente, como si de madera blanda se tratara, así que no me quería ni imaginar cómo sería la pequeña mordedura en un humano, en esta situación sería realmente mortífera.
En ese momento salí corriendo del lugar donde me encontraba, para que mi dulce hermana Thressa, no descubriera esa faceta de mí, y también ¡cómo no! ¡Para protegerla!
Desde esa noche no volví a ser el mismo, mi agresividad se multiplicó de manera incontrolable y a toda costa tenía que evitar que mi adorable hermana me viera con ese aspecto y con esa agresividad tan fuerte como poseía en ese momento…aunque he de reconocer que desde ese día no me ha vuelto a pasar nada parecido.
Ese aspecto me causaba, a medida que progresaba, una repulsión hacia la bestia que me estaba convirtiendo y de la cual quería desaparecer, pensando que todo era un sueño, un mal sueño, exactamente era el terror en persona; me daba pavor el simple hecho de imaginarme la catástrofe que podría llegar a causar por donde quiera que pisara y las miles de vidas aniquiladas que dejaría por mi paso, como esto me siguiera pasando todas y cada una de las noches que hubiera luna llena. Esa simple idea que vagaba por mi mente me horripilaba.
Pero a medida que seguía y seguía avanzado mi transformación, solo podía hacer una cosa y mentalizarme en que me estaba convirtiendo, en un HOMBRE LOBO. Estas dos palabras retumbaron en mis oídos sin poder dejar de pensar en mi tierna y dulce hermana, por ello esa fatídica noche me fui de casa, salté desde la ventana de mi habitación hacia afuera, desde un tercer piso, dejando tras de mí una habitación prácticamente irreconocible donde nada era lo que parecía en ella, como toda esa noche.
Corrí campo a través dejando la casa atrás para poder escapar, de mi furia y mi sed de venganza propia de un licántropo, unida a la rabia producida por el recuerdo de la muerte de mis padres me adentré en el campo con el fin de alejarme del gentío que en esa noche en la ciudad se albergaba.
Nada podía ir peor, yo transformado en una bestia, Thressa sola en la casa y para colmo esa noche en la ciudad se celebraban una fiesta en honor a los mitos clásicos.
Era lo noche temática y como cada año se elegía un tema para la representación anual del festejo, este año ha tocado los clásicos, por eso cuando vi desde mi casa la cantidad de adornos iluminados que desprendía la plaza, me quise alejar de allí y adentrarme en el más oscuro de los lugares del campo de Nueva Jersey, era el lugar llamado como Darkfield.
Son muchas las historias que circulan en torno a este lúgubre lugar, donde aseguran que en su interior habitan los seres más espeluznantes, pero a la vez los más interesantes del planeta y que en él conviven todos ellos con una gran armonía, estos seres son tal vez seres mitológicos o incluso fantásticos pero que en su día vivieron lo que ahora Lendaac está viviendo a causa de su transformación, como él, todos y cada uno de ellos, eran niños inocentes que sufrieron una situación extraña en sus vidas provocando sus transformaciones. Esos que ahora son “especiales“por llamarlos de algún modo.
La clase de seres que habitan, son aquellos seres que desde pequeños encontramos raramente en las mentes más prodigiosas, en las que a menudo, los clasificamos en muchos extremos en la locura, pero que se deriva de la gran imaginación de las personas. Gracias a ellos podemos creer en estos seres fantásticos.
Una vez que Lendaac se había introducido en Darkfield, se descubrió ante él, la luminosidad de un jardín que desde fuera parecía inexistente, por la gran oscuridad que aparentemente demostraba.
En el interior de ese tenebroso bosque, todo empezó a irradiar de luces y colores brillantes que chocaba con la apariencia exterior, de esa explosión de colores, empezaron a salir miles de serpenteos, colores que muy bien no sabía ni por donde provenían, hasta que de pronto vi en el fondo un grupo de ninfas que alrededor de ellas salía una impresionante luz que irradiaba todo cuanto estuviese a su alrededor.
De sus manos, descubrí, que era de donde procedía el destello de luces brillantes. Sus vestimentas eran cuanto más peculiares, porque no vestían con los típicos trajes realizados con elementos del bosque: como hojas, ramas y las típicas alas de hadas o elfos mágicos; Eso sí no cambia el que tengan alas, pero me resultaron bastantes extrañas porque eran unas sorprendentes alas de colores variados y que se combinaban conforme los colores de sus vestimentas, éstas tenían unas formas curvas muy estilosas como contorno, lo que hacía de este personaje fantástico como algo entrañable y dulce, en vez de la apariencia que siempre se pensaba acerca de estos seres, que se asociaba al terror y a la oscuridad que su entrada provocaba.
Me dirigí sin pensarlo a hablar con ella para preguntarle el porqué me ocurre esto, por si algún casual ella supiera el origen de mi transformación. Cuando comencé hablar con ella, me sorprendí que su voz fuera dulce y cálida, como si en vez de hablar canturreara, cuando habla.
-. ¡Perdona!, ¿tú no eres producto de mi imaginación, verdad?-.
-. Con voz cantarina.- hum… es lo que tu mente quiera, aunque no todos pueden verme, solo sucede si lo deseas y por lo que veo… nadie hasta ahora lo ha deseado.-
-. Pero…yo no he deseado nada, no sé cómo he llegado a parar aquí, entré en este bosque buscando un refugio, pero al entrar aquí…es totalmente diferente, todo está lleno de color y viveza, a diferencia del exterior que se ve un lugar abandonado y lúgubre que en muchos casos llega a ser terrorífico, pero, no entiendo, ¿porque por dentro está lleno de colorido y por fuera es tan lúgubre?-.
-. Haber como te lo explico de una manera que lo entiendas sin tener que contarte toda la historia desde el principio, ¡oh! Perdona que no me haya presentado, yo me llamo Allatrix, bueno así es como me llaman desde que vivo aquí, pero en un tiempo muy lejano, me hacía llamar de otra forma…me llamaba no hace mucho tiempo... Allenda; desde que vivo en Darkfield, como vosotros lo llamáis, he adoptado el primer nombre que te he dicho.
-. Dentro de nuestra pequeña morada, a la que actualmente se confiere con sombras y un aspecto un tanto tenebroso…no hace mucho tiempo este lugar era un lugar vivaz y colorido, donde la alegría que contagiaba, era un remanso de tranquilidad para todo aquel que lo visitara. Antes de que todo se cubriera de tinieblas, antes de todo eso se llamaba Menbat, hace tanto tiempo de eso que ya ni recuerdo el último día en que todo esto se hallaba de colores vivos…pero ese día, fue el día más temido por todos.
De repente sin saber de dónde había salido una espesa y alargada sombra negra cubrió todo Menbat y nunca más se supo de aquel maravilloso hogar, de nuestro maravilloso hogar. La sombra se apoderó de todo lo que alcanzaba a su paso e incluso invadió zonas más allá de Menbat, zonas donde el sol jamás se había puesto, donde ahora era el sol el que nunca salía y todo debido a la Sombra.
El terror se apoderó de todos los habitantes de Menbat y poblados colindantes, y desde entonces se vive con el miedo en el cuerpo y sirviendo aquel que nos quitó la luz, la única razón por la cual la Sombra se apoderó de nuestro hogar era para formar ejércitos, con el propósito de enviarlos a aquellos lugares donde se había establecido su poder. Estos seres salían de la nada como si de la espiral de un tornado se tratara, pero una vez que se encontraban en contacto con nuestra tierra adquirían el aspecto semejante al de un trol, lleno de bultos y arrugas, las dentaduras torcidas les ofrecían un aspecto aun más terrorífico y en sus manos empuñaban una bola llena de agujas dentadas y afiladas o una maza dentada que le daban un aspecto más tenebroso.
-. ¿Pero no pudisteis hacer nada para evitar que esa “sombra” pudiera invadir vuestra ciudad?-.
.- No, nada se pudo hacer, por desgracia ese ser oscuro era mucho más poderoso que todos nosotros, por lo que arrasó nuestra ciudad aniquilando a todo aquel que se interponía a su paso, destrozando valles y zonas donde antes había vida y ahora sin embargo, encontramos la oscuridad plena.
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